Pinocho me contó que era hijo de un carpintero llamado Geppetto, aunque más exacto sería decir que había sido obra suya, pues el buen hombre lo había tallado a partir de un tronco de pino. Habían vivido muchas cosas juntos: desapariciones, raptos, perscuciones y mil travesuras de Pinocho, que en muchos casos habían acabado mal.
-Cuando desaparecí la última vez, mi padre se hizo a la mar para buscarme. Se lo comió un tiburón, y estuvo encerrado en su panza durante dos años. Por casualidad, a mí me comió el mismo tiburón y nos reencontramos allí dentro. Pero tras salir de su barriga, nos comió una ballena por error. Y ya sabes el resto. Mi padre no sobrevivió.
Pinocho se había portado muy mal con su padre y se sentía culpable. Encogido en la toalla, empezó a llorar. Pequeñas bolitas de madera comenzaron a salir de sus ojos y rodaron por el suelo. Era lo más parecido a las lágrimas que podía producir.
-Además, me he quedado lisiado... Sin piernas ni brazos, ¿cómo voy a poder valerme por mí mismo?
-¿Qué le pasó a tus brazos y a tus piernas?
-Cuando pude huir de la ballena, la tormenta y el mar me arrastraron contra las costas de Levante. Las rocas astillaron mis brazos y arrancaron mis piernas. Se quedaron aprisionadas en varias calas perdidas mientras las mareas me llevaban a mí en otra dirección.
-¿Y no hay forma de conseguir unas extremidades nuevas?
-No creo... Si estoy vivo es porque me tallaron en un tronco mágico, y mis piernas y mis brazos también salieron del mismo tronco. Los he perdido y no podré recuperarlos nunca...
Y tras decirlo, volvieron a salir bolitas de madera rodando por su cara.
2 comentarios:
Curiosa historia de Pinocho que no conocía. Jé. Muy original almenos, no siempre sale todo bien.
¡Qué historia tan conmovedora!jaja Jamás hubiese imaginado que era la historia de Pinocho,aunque modificada por Gon!! jejeje bueno espero que la continúes pronto pues nos tienes intrigados!!!
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