jueves, 21 de noviembre de 2013

Tutoría

-¡Deje de enseñarle ideas subversivas a mi hija! ¿Igualdad de derechos?, ¿de qué está hablando?
-Viene en la Constitución.
-¡La Constitución dice muchas tonterías! ¡Me importa un rábano lo que escribieran en ella unos rojos hace treinta años! 
-Bueno, su hija está estudiando Derecho, es normal que lea la Constitución, el Código Civil, las Leyes...
-¡Debería estar leyendo Cásate y sé sumisa! ¡Se lo regalamos el mes pasado y aún no lo ha empezado con tanta Constitución y tantos derechos y deberes! 
-¿Por qué la han animado entonces a que vaya a la Universidad?  Me dijo el otro día que sus padres le habían insistido mucho.
-¡La Universidad es el sitio perfecto para encontrar marido! ¿Dónde cree que conocí a mi mujer? ¡En esta misma Facultad! Y en cuanto nos hicimos novios, ella anuló la matrícula. ¡Eso es lo que tiene que hacer mi hija, en lugar de pensar que tiene igualdad de oportunidades, un futuro por delante! ¡Me la está convirtiendo en una indignada! ¿Puede imaginar algo más vergonzoso? 
-Lo cierto es que sí.
-Su madre encontró el otro día un pañuelo palestino en su armario! ¡Lleva llorando desde entonces! 
-Como usted comprenderá, yo no tengo nada que ver en eso.
-¡Déjese de monsergas y de justicia! ¿Por qué no dedica sus clases a algo más útil? Enséñeles valores, que se están perdiendo. ¿Ha leído el Kempis?
-No he tenido el gusto.
-¡Pues debería! Voy a presentar quejas ante el rector de esta Facultad. Todos los hombres somos iguales ante la ley... ¡Qué demagogia! Menos manifestaciones y más civismo. El Manual de Buenas Costumbres, eso es lo que tendrían que enseñar. ¡Y Santas Pascuas!
-Ha sido un placer charlar con usted.

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