martes, 6 de septiembre de 2016

Scott Joplin, "Treemonisha" y los azares de la música



Es curioso cómo trabaja el tiempo, el azar y la historia para que muchas figuras queden a veces difuminadas con el paso de los años. Si pregunto quién es Scott Joplin, es probable que muy pocas personas lo conozcan. Pero si escucharan esta melodía que él compuso en 1902, enseguida la reconocerían como la banda sonora de la película El golpe. Y lo más gracioso de todo es que esta pieza, llamada The Entertainer, no fue un gran éxito en su época, como si ocurrió con otras composiciones de este músico afroamericano.

Scott Joplin es considerado uno de los padres del ragtime (ese estilo musical emparentado con el jazz que proliferó a finales del siglo XIX y principios del XX), y su mayor éxito, Maple leaf rag, lo hizo famoso y se convirtió en el modelo arquetípico de este tipo de música. Sin embargo, a pesar de su popularidad y de los importantes ingresos que le generaron sus partituras, el músico dilapidó su fortuna intentando dar a conocer su magnus opus: la ópera Treemonisha.  En ella, Joplin pretendía la fusión de la música popular americana (el blues, las raíces folclóricas de origen africano) con la tradición operística culta de origen europeo. Se trataba pues de una visión muy avanzada para su época (pensemos que la ópera Porgy & Bess de Gershwin, que se sustenta en premisas similares de fusión de tradición clásica y popular, se estrenó en 1935) que no agradaba ni a las clases altas ni a las clases populares. Joplin pidió ayuda económica a varios mecenas y a sus editores, pero tuvo que correr él solo con los gastos de edición de la partitura en 1911 y se endeudó para poder ensayar la obra en 1915. Joplin nunca la vio a representada en su totalidad: solo pudo estrenar una versión acompañada al piano, sin decorados ni vestuarios en el Lincoln Theater de Harlem, que pagó de su bolsillo. El público que acudió no fue el más apropiado para reconocer la valía de la obra.

Un año después, Joplin es ingresado en un hospital psiquiátrico a causa de la demencia que le provoca la sífilis. Muere en 1917 y su música cae en el olvido. No es hasta 1970, año en que el musicólogo y pianista americano Joshua Rifkin publica el disco Scott Joplin: Piano Rags, primer paso en recuperación del ragtime, que el nombre del fallecido compositor y sus composiciones empiezan de nuevo a sonar. El disco es un éxito de ventas y dos años más tarde, algunas de sus piezas de piano son usadas en la película El golpe, lo que termina de popularizar las pegadizas melodías de Joplin, devolviéndole el papel que se merece en la historia de la música norteamericana.

No será hasta 1972 que se estrene en su totalidad Treemonisha; con la dirección musical de Robert Shaw al frente de la Orquesta Sinfónica de Atlanta y la dirección escénica de Katherine Durham; el público de Georgia pudo disfrutar entonces de una puesta en escena que se había retrasado casi sesenta años. La obra forma parte ya del repertorio operístico norteamericano y cuenta con varias grabaciones en disco. Afortunadamente, podemos hoy en día gozar de su vitalidad y su energía.