domingo, 16 de octubre de 2016

"Anomalisa" de Charlie Kaufman


Charlie Kaufman es un creador que no deja indiferente. Uno de los mejores guionistas actuales (piénsese en Cómo ser John Malkovich, Adaptation, ¡Olvídate de mí! o Confesiones de una mente maravillosa), debutó como director en 2008 con la terrible Sinécdoque, Nueva York (terrible por su devastador mensaje, aunque no por ello menos soberbia). Su siguiente película, Anomalisa (2015) se ha hecho esperar, pero ha merecido la pena.

La primera recomendación es ver la película en versión original. Las voces juegan un papel fundamental en la historia, y aunque ya conocemos el gran nivel del doblaje en España, es preferible disfrutar de la experiencia original. Y voy a explicar por qué.

Anomalisa nació como obra de teatro en 2005, formando programa doble con otra pieza de Kaufman titulada Hope leaves the theater. Se trataba de un concepto ideado por el compositor Carter Burwell, que buscaba crear una "obra teatral sonora", donde la música y el sonido fueran un elemento primordial. El músico, compositor de la banda sonora de varios proyectos de Kaufman, contó con la ayuda del guionista para desarrollar su proyecto. Así nació "Theater of the New Ear", compuesta por las dos piezas teatrales antes señaladas. Anomalisa se presentó en un primer momento como una obra de Francis Fregoli, seudónimo que Kaufman utilizó dando una de las claves de la película. El síndrome de Fregoli es un desorden mental que consiste en creer que todas las personas son la misma persona, solo que con diferentes apariencias. 

De ahí que una de las novedades de la película con respecto a la pieza teatral es que se haya optado por la animación stop motion en lugar de por actores reales, lo que facilita la encarnación de la mayoría de los personajes en una sola persona.  También las voces se reducen del mismo modo, y son David Thewlis, Jennifer Jason Leigh y Tom Noonan quienes encarnan en el doblaje a las figuras animadas (actores que por cierto encarnaban también todos los roles en la versión teatral, aunque su articulación fuera distinta). Hubo que reinventar en cierta medida la película, pues en la versión teatral existía una desconexión entre lo que ocurría en escena y lo que los personajes decían, aunque lo cierto es que los diálogos se mantienen casi en su totalidad.

Sin querer desentrañar el conflicto de la película y su peculiar desarrollo, solo diré que Kaufman vuelve a insistir en sus obsesiones personales: la soledad del individuo, la incomunicación o los problemas de identidad. Anomalisa ganó el Globo de Oro a la mejor película de animación el año pasado y fue la primera de su género en obtener el Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia. 

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