martes, 1 de febrero de 2011

Un perro andaluz (1929)


Poco más se puede decir de Un perro andaluz. Que hay que verla por lo menos una vez al año (vamos, son sólo 17 minutos. ¿Quién no tiene tiempo?). Que es necesario aceptarla sin cuestionamientos (¿Qué significa? ¿Por qué hay una mano de la que salen hormigas? ¿Por qué un hombre empuja un dos pianos con cadáveres de burros encima?). Que nos hará recordar muchas películas contemporáneas (la mano cortada es la oreja cortada del Blue velvet de Lynch). Que es una delicia y que la primera escena sigue siendo una de las más conocidas e impactantes del cine, y es clave para librarse de los prejuicios del espectador convencional. Como dijo el propio Buñuel:

"Para sumergir al espectador en un estado que permitiese la libre asociación de ideas era necesario producirle un choque traumático en el mismo comienzo del filme; por eso lo empezamos con el plano del ojo seccionado, muy eficaz".

Que no tiene significado y no hay que buscárselo. Que es un disfrute para la mente, la imaginación y la inspiración. Y por eso, y porque he retomado mi ciclo de Buñuel, dejo el link para que la veáis en youtube. Es la versión con audio que Buñuel montó en los sesenta, con Tristán e Isolda de fondo (algo que repetirá en La edad de oro y en Abismos de pasión) y tangos argentinos. Mezcla explosiva y surrealista. Como debe ser.

Aquí tenéis el link: Un perro andaluz

No hay comentarios: