miércoles, 7 de agosto de 2013

Lecturas veraniegas del viaje

El viaje de este verano, como siempre, ha supuesto sobrepeso en el equipaje por culpa de los libros, pero un viaje no sería viaje si no conllevara acopio de ellos. La foto muestra el estado de la cuestión.

De Austria solo me he traído un libro, el catálogo de la exposición que actualmente se exhibe en el Unteres Belvedere, Decadencia. Aspectos del simbolismo austríaco, que merece la pena ver. El catálogo incluye, además de las reproducciones de todas las obras y de otras pertenecientes a distintas colecciones y museos, varios ensayos que cubren diversos aspectos del movimiento artístico, sus ramificaciones y consecuencias.  Evidentemente lo he comprado en inglés porque mi escaso nivel de alemán no me permite otra cosa; de no haber sido así, la pila de libros sería mucho más alta, porque las librerías vienesas son una tentación constante.
 
En Budapest encontré pocos libros en inglés o en francés (por no decir en español) que fueran interesantes, con la excepción de los que vendían en los magníficos museos de la ciudad. En la Galería Nacional compré el volumen de Phaidon dedicado a Dada & Surrealism a un precio excepcional, mucho más económico que en España. Tuve que contenerme para no traer más. Lo mismo me pasó en el Museo de Bellas Artes, donde encontré varios volúmenes de la magnífica colección de libros World of art de los que compré Concepts of modern art y Surrealism (la cabra siempre tira al monte y mi biblioteca sobre vanguardias crece y crece al mismo ritmo que mi novela...). Me habría gustado comprar libros en inglés o francés de algún escritor húngaro que no fueran los habituales (Sándor Márai, Szabó o Kertész están traducidos al español) pero no encontré ninguno para llevarme una impresión del país más allá de lo conocido.
 
En cambio, en Praga sí pude contentarme: además de la famosa biografía de Kafka escrita por Max Brod, un verdadero clásico, me he traído la novela I served the King of England de Hrabal, una de las novelas fundamentales de finales de los setenta, The cowards, de Josef Škvorecký (otra obra maldita por la censura) y una obra de Havel que no es teatral sino política, Disturbing the peace, que permite conocer un poco más del controvertido héroe nacional. Evité a Milan Kundera y a Kafka porque son fáciles de encontrar en España en cualquier idioma. Como apéndice, unas conversaciones con Leoš Janáček que me hicieron recordar su Kát'a Kabanová y su Misa Glagolítica, el primer contacto que tuve con el revolucionario compositor checo. También Kundera y su Los testamentos traicionados tuvieron parte de culpa en ello.

Ya os iré contando a medida que vaya poniéndome al día con las lecturas. La tesis me tiene un poco atrapado, muchas fuentes que consultar y mucha bibliografía sobre la mesa...

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