Una tesis da para mucho. Y si se comienza a profundizar, las ramificaciones bibliográficas (y no me refiero sólo a las de investigación) se convierten en una selva frondosa de lecturas infinitas. Y me veo inmerso en ella, cada vez más enredado, y con menor movilidad...
Como el autor que estoy trabajando fue novelista y dramaturgo, se hace necesario revisar la producción contemporánea de otros novelistas (Felipe Trigo, Eduardo Zamacois, Eugenio Noel, Villaespesa...) con los que mantuvo cierta amistad y que además publicaron en los mismos medios (revistas, periódicos y editoriales concretas). De ese modo se descubren semejanzas, influencias, marcas de estilo e ideología, además de conocer de manera indirecta mucho sobre el momento histórico, las costumbres y la idiosincrasia del fin de siglo.
Uno de esos autores ha sido Jacinto Octavio Picón, que luchó por los derechos de la mujer y ofrece una perspectiva muy interesante sobre el amor libre y la libertad femenina. Su obra, etiquetada de naturalista en su época, se mueve más bien en el ámbito del modernismo decimonónico. Su mejor novela es, sin duda, Dulce y sabrosa, que cuenta la historia de una seducción y su consiguiente venganza.
Lógicamente, no se le puede pedir a una novela de 1891 que contenga una tesis feminista radical, pero sorprende su propuesta para la época en que se escribió. La protagonista de la novela, Cristeta, es el personaje mejor dibujado de la obra (frente al protagonista masculino, don Juan, que se limita a actuar como mero arquetipo del seductor). El cambio que experimenta Cristeta a lo largo de la novela es resultado de una valiente reafirmación de su voluntad y un compromiso con su conciencia, y ofrece un mensaje moderno e inesperado sobre el amor libre y la importancia de la libertad personal.
2 comentarios:
Tiene que ser un libro muy interesante..
NO está mal, la verdad.
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