miércoles, 3 de febrero de 2010

Lo que "Lost" significa para mí


La vida está llena de curiosas metáforas, de pequeños códigos y símbolos personales que sólo conocen los implicados. En mi caso, "Lost" es todo un ejemplo de cómo la realidad se refleja en la ficción, o de cómo permitimos que la ficción entre a formar parte de nuestras vidas.


Llegué a "Lost" por recomendación de una amiga que la había visto en la Fox, y una semana antes de marcharme a Estados Unidos me tragué la temporada casi entera en maratones de cinco y seis horas. La conclusión del último capítulo, con las cabezas asomadas a la trampilla por fin abierta, me hizo desear ver más.


Al llegar a Michigan me compré la 1ª Temporada, que acababa de salir en DVD, y aficioné a mi compañera de piso a la serie. La vimos juntos y nos preparamos para el comienzo de la 2ª Temporada. Comenzó así una tradición, que consistía en reunirse los miércoles para ver el capítulo y comentar lo sucedido (algo que mis amigos en España estaban haciendo simultáneamente con un desfase de un día, el tiempo que tardaba en ser colgado el episodio en internet). Por supuesto, "Lost" era un tema habitual de nuestras conversaciones, y se convirtió en lugar común (máxime cuando el origen de Dharma Initiative parecía ser la Universidad de Michigan, todo un guiño).


Al año siguiente, se repitió el proceso: compré la 2ª Temporada, y aficioné a mi nuevo compañero de piso a la serie (es necesario hacer proselitismo si uno quiere contar con adeptos a una causa). Aunque el nivel de la serie estuviera decayendo, no importaba. Ver "Lost" formaba parte de la vida social, era un vínculo con mis amigos en España y motivo de disputas encendidas con otros seguidores de la serie. Para el último capítulo de la 3ª Temporada, nos reunimos en casa de una amiga unos cuantos y asistimos al comienzo de los flashforward. Terminó mi estancia en Michigan y volví a España.


Ya no compré la 3ª Temporada, y cuando empezó la 4ª, me uní al grupo de mis amigos para verla en diferido los jueves, (como habían estado haciendo durante dos años), manteniendo el mismo entusiasmo aunque protestáramos por el contenido de los capítulos. Lo seguíamos haciendo como excusa para vernos, porque la serie había perdido interés. Ya no alcanzaba el nivel de la 1ª y la 2ª Temporadas, y nos íbamos desengañando paulatinamente.


Vi la 5ª por mi cuenta, a salto de mata. Cuando tenía tres o cuatro capítulos acumulados, me los veía de un tirón, y siempre acababa con la misma sensación de estafa. Seguía viéndola porque quería un final, independientemente de su credibilidad. Muchos conocidos habían dejado de verla, aburridos por los continuos giros en la trama que ya no llevaban a ninguna parte. Pero del mismo modo que me gusta acabar los libros o las películas aunque no me estén gustando, seguí viendo "Lost". En la vida hay que conceder segundas oportunidades.


En todo este proceso, mi grupo de amigos se ha desintegrado. Algunos siguen viendo la serie, otros no sé si lo harán. Hemos perdido la comunicación, por decirlo de algún modo. Y aunque aquellos con los que sigo viéndome hayan continuado con la tradición, yo ya no formo parte de ella. He preferido no hacerlo. Me entristece pensar en nuestras primeras reuniones, cuando discutíamos qué era el humo negro, por qué había un oso polar en la isla, qué había curado a Locke. Del mismo modo que el grupo de supervivientes en la serie fue desgajándose, y nacieron rencores insalvables entre diferentes facciones, así mi grupo de amigos desapareció como tal, quedando reducido a varios bandos. Nada se puede hacer por solucionarlo.


Así que esta mañana, después de ver la premiere de la 6ª Temporada que se emitió ayer, no he podido dejar de pensar en todo esto, especialmente por el rumbo que ha tomado la serie. No me gusta la doble línea temporal que ha adoptado, pero no deja de resultar irónico que por un lado todo haya seguido como si no hubiera existido el accidente, (como si todavía conservara a mis amigos), y que por otro, siguieran las peripecias en el punto donde acabaron al final de la 5ª, con personajes muertos aunque parezca lo contrario, odios y culpabilidades que no se borrarán, y la certeza de que todo acto tiene su consecuencia (las secuelas de la existencia). Qué fácil sería volver atrás, dar un salto en el tiempo, y evitar las consecuencias de lo ocurrido. Pero la realidad no permite esos trucos. Eso sólo ocurre en la ficción.
Por eso no me gusta ver "Lost" en compañía de nadie.

1 comentario:

gloria lizano lópez dijo...

Ya estoy aquí, iré leyendo poco a poco. Me ha hecho ilusión que tengas una entrada dedicada a Lost, también que hables de cine, porque es parte importante en mi vida.
Estoy feliz de haberos conocido y compartido esos dulces-salados ¡todo un placer!.

Hasta pronto, te estaré vigilando, ¡eh! Besos.

Pd: Es un privilegio ir a comprar libros contigo, un buen consejero.